viernes, 26 de agosto de 2011

Le débit de merde

Imaginemos por un momento, que la droga que fluye por nuestro país hacia los Estados Unidos fuera un flujo de mierda, un mierdodúcto si me permiten la alegoría. Este mierdodúcto, desde hace años, empieza a tener fugas, y éstas van apestando a su alrededor. Los Presidentes que antecedieron a Felipe Calderón, Priístas y Panistas, apelaron al consejo que dan las ganas de vomitar y prefirieron alejarse del problema, y aunque las fugas empezaron a crear zonas pestilentes cada vez mas grandes, la solución fue tolerarlas y alejarlas, lo más posible, de las cámaras, reflectores y plumas críticas de nuestra sociedad.

Nuestro flamante presidente de México, al observar como el problema se va incrementando, decide que es tiempo de decir ¡YA NO MAS MIERDODUCTO! y con la inmensa sabiduría que conlleva vestir la banda presidencial, diseña una estrategia para eliminarlo. Mucho ojo pues aquí viene una lección de vida: cuando estés frente a un torrente salpicante de mierda, ¡por el amor de Dios, no intentes detenerlo! Si lo haces, la mierda saltará por todos lados y te cubrirá completamente.

Muchos dirán que no se vale criticar a posteriori; que el presidente es valiente al enfrentar a los narcos, que es herencia de los gobiernos anteriores, que los gringos no hacen su parte. Y a todos les doy algo de razón, pero no olvidemos que la iniciativa y el liderazgo de esta cruzada, es del presidente y, en mi opinión, comparte responsabilidad por las muertes de inocentes, carne de cañón de esta cruzada contra la violencia, las mafias de la droga o que se yo.

Aún con todo esto, por favor no me malinterpreten. No confundamos el amor con las ganas de hacer popó, como solía decir mi coache Juan de Dios. Los pendejos con iniciativa no son el problema de México, ciertamente empeoran las cosas pero yo, como el presidente Calderón, creo que la mayoría de la gente es honesta y bien intencionada, inclusive los sicarios y asesinos de los cárteles de la droga deben tener alguna chispa de bondad y ahora, ante los atroces acontecimientos en Monterey, una fuerte carga de remordimiento, pues quiero pensar que su intención no era la de asesinar a 53 personas, si la de extorsionar.

Entonces ¿cuál es nuestro problema? ¿que nos hunde en el torrente de mierda? Yo creo que son  la corrupción y la impunidad. La corrupción que le permitió abrir sus puertas al Casino Royale, aún sin tener equipo contra incendios o salida de emergencia habilitada y señalizada. La impunidad que seguramente veremos cuando las autoridades no logren capturar a los responsables o si los capturan que al trascurrir unos meses salgan libres pues "la averiguación previa no estaba bien estructurada"; la misma corrupción que les facilita a narcotraficantes, lavar su dinero en la infinidad de giros negros que se han abierto últimamente en toda la república, y que los convierte en poderosas e influyentes corporaciones. Las que hace un par de años le permitieron operar a la guardería ABC, cuando no cumplía normas básicas de seguridad y que alejo a los propietarios de la justicia. La que en 1992, previo a una auditoría, orilló a vertir miles de litros de gasolina al drenaje y que ocasionó las explosiones en Guadalajara. ¿Quien necesita terremotos, incendios, tsunamis o huracanes? cuando tenemos a nuestra siempre confiable mancuerna de corrupción e impunidad para mantener la cuota de muerte y desolación, para miles de inocentes cada año.

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